La botánica, el paisaje y el clima hacen de Puerto de la Cruz un lugar especial para disfrutar de un café con vistas. El canario es “disfrutón” y pide un café “zaperoco”, con leche natural y leche condensada, corteza de limón, canela en polvo, y un chorrito de licor; o su versión sin licor el “barraquito”.
Si eres de los que aprecian estos pequeños placeres de la vida, no puedes perderte el Risco Bello, jardín de nenúfares; el Sitio Litre, donde puedes tomar un té inglés en un jardín decimonónico de orquídeas, o el parque de Taoro, con la mejor vista de la puesta de sol sobre la ciudad.
Además, hay locales con historia en plena ciudad, donde a veces hay música en directo y siempre, siempre, buen ambiente y mejor servicio: el mítico Café de París, en la Avenida de Colón; el Ébano Café- de estilo colonial, tras la Plaza de la Iglesia; el Bar Dinámico, en la Plaza del Charco, donde se celebraban las tertulias literarias en otro siglo; o el más reciente Ágora, en La Placeta del barrio de La Ranilla.