MINIGUÍA

Lugares con
Historia

Aunque es el municipio más pequeño de Canarias,
atesora un patrimonio histórico-artístico que es fiel reflejo
de su próspera aventura comercial a lo largo de los siglos

El Conjunto Histórico de Puerto de la Cruz, declarado Bien de Interés Cultural en 2006, hunde sus raíces en el siglo XVI, y brota en el XVII, al convertirse en vía de salida de la rica producción agrícola del Valle de La Orotava. Sus casas son de estilo colonial, de arquitectura tradicional canaria, de bellos balcones y ermitas, patios, fortines, paseos y plazas que traen ecos del pasado y que despiertan ideas de futuro.

Descubrir el patrimonio del Puerto de la Cruz, es conocer la historia del viaje, de los viajeros y comprender su ilusión por un mundo nuevo, inexplorado, exótico. ¡Buena travesía!

Plaza del Charco
El kilómetro cero de la ciudad

La luz es especial bajo el paraguas de laureles de Indias que un día de 1852 fueron traídos de Cuba. Tampoco ha variado en siglos su valor como punto de encuentro; espacio urbano que ha sido testigo de la historia del Puerto de la Cruz y de sus gentes.

En origen se llamó “Plaza del Charco de los Camarones”, luego de la Constitución, Plaza Real y del Generalísimo Franco, hasta que finalmente volvió a ser la Plaza del Charco. Se sabe que, a principios del siglo XVII, en la zona se formaban charcos que se alimentaban de agua salada, al estar comunicados por el subsuelo con el mar. Al parecer, los charcos se cercaban con piedras para criar peces y camarones y, cuando el mar se encrespaba en lo que hoy es el muelle pesquero, el agua se adentraba hasta la plaza aumentando el volúmen de aquellos.

En el siglo XIX se construye la pila central que acoge hoy la -tantas veces fotografiada-, ñamera. Las reformas terminaron en 1993, manteniendo dentro el mítico Bar Dinámico; en otro tiempo espacio de tertulias del sector más progresista e intelectual de la ciudad.

En esta plaza confluyen todos los caminos de la ciudad, todas las ideas y culturas. Aquí late el corazón cosmopolita de la ciudad.

Antigua Casa de la Real Aduana

Es el edificio civil más antiguo que se conserva en el Puerto, elemento esencial en tu foto del viejo muelle, y una de las imágenes que mejor mantendrás en el recuerdo. De estilo tradicional canario, la fundó en 1620 la familia Franchy. Luego fue arrendada a la Real Hacienda para funcionar como Aduana y residencia de los almojarifes o administradores.

 

Desde 1997 es propiedad del Cabildo de Tenerife, que compró la casa a la familia Baillon y la restauró. En su planta baja está hoy la Oficina de Turismo y Centro de Artesanía, y en el primer piso el MACEW Museo de Arte Contemporáneo Eduardo Westerdahl, de visita más que recomendada.

Fíjate en: Adosada a la Casa de la Aduana aparece una cruz llamada “La Carola”. Se trata
de la más antigua de las que se tiene noticia en el Puerto de la Cruz, tal vez la primera, la que marcó la cristianización y de donde tomó el nombre la ciudad.

Iglesia de Nuestra Señora de la Peña de Francia

Es el templo que guarda las imágenes del Gran Poder de Dios y la Virgen del Carmen, padrinos de las fiestas mayores del municipio. Aquí soñaron con casarse todos los novios, durante varias generaciones. Se construyó en el siglo XVII sobre el solar de una ermita anterior, gracias a donaciones de feligreses, especialmente comerciantes.

Fíjate en: Su torre, de estilo neogótico, con dos pequeños balcones de tea. La techumbre de su nave es de artesonado mudéjar y techo de teja árabe a dos aguas. En el retablo mayor, de estética barroca, está la imagen de Nuestra Señora de la Peña de Francia. Destaca el manto regalado por la poetisa cubana Dulce María Loynaz, Premio Cervantes 1992, y autora de “Un verano en Tenerife”. Además, en el retablo neoclásico de la capilla del Gran Poder, hay cuatro lienzos del pintor portuense Luis de la Cruz y Ríos, considerado en su época uno de los mejores miniaturistas de España. La Cruz, símbolo de la Ciudad, es de madera forrada de plata. El retablo barroco del Sagrado Corazón fue regalado en por el comerciante irlandés Bernardo Valois.

Plaza de la Iglesia (Plaza de la Pila)

Te llamarán la atención sus bonitos jardines, con varios dragos, araucarias, palmeras canarias, laureles de indias y otros árboles impresionantes. En el centro está otro de los elementos más fotografiados de Puerto de la Cruz: la fuente del cisne de piedra.

 

 

Fíjate en: En un lateral está el monumento a Agustín de Bethencourt y Molina (1758-1824), una de las figuras más relevantes de la historia del Puerto de la Cruz. Ingeniero militar, fue general en el Ejército de Rusia en la época del Zar Alejandro I y Director General del Departamento de Vías de Comunicación del Imperio Ruso. Antes fue el primer director de la Escuela de Canales y Caminos de Madrid. Además, diseñó en Rusia importantes edificios y obras públicas. El dato curioso es que nació justo enfrente de donde fue erigido su monumento, en la casa donde estuvo el antiguo Hotel Monopol, uno de los primeros de la ciudad.

Plaza de Víctor Pérez.

Es la más pequeña de las plazas del centro urbano portuense, y quizá la que tiene más encanto. Situada en frente de la iglesia de San Francisco y la ermita de San Juan, fue construida en 1904 en honor al médico que se distinguió entre los principales promotores del Gran Hotel Taoro, y pionero del turismo en esta ciudad y gran estudioso de la botánica y la experimentación vegetal. En el punto central tiene también una fuente rematada con ñamera.

 

El Penitente

Fue ideado como embarcadero, al ser insuficiente el muelle para dar salida a la exportación de plátanos. Se inició su construcción en 1911 aunque, por motivos económicos, bélicos y naturales, no se terminó hasta 1930.

Según referencias populares, su nombre lo debe a un pirata enamorado de una doncella, a cuya relación se oponía la familia de ésta última. Acudía a sus citas cubierto con una túnica, generando que se le confundiera con un fraile en penitencia, por la proximidad del convento dominico.

Tras la Guerra Civil Española, el embarcadero perdió el escaso papel que desempeñó desde su terminación, a causa, principalmente, de la construcción del puerto de Santa Cruz, la capital de la isla.

Lo encuentras justo detrás de la Plaza de Europa y del Ayuntamiento. Puedes disfrutarlo como mirador hacia la zona costera de Martiánez, o coger una caña y un cubo y unirte a los aficionados a la pesca.

Peñón del Fraile

El Peñón es un símbolo del Puerto, muy querido por sus habitantes, y desde donde puedes disfrutar de una amplia panorámica de la costa.

La historia nos recuerda que los religiosos solían recorrer la calle San Felipe hasta los modestos y solitarios llanos del mismo nombre, donde se levanta el Peñón llamado “del Fraile”, en recuerdo de Juan de Jesús, quien, deseando tanto un lugar solitario para recogerse en oración, eligió esta elevada peña, formando una cruz con dos troncos secos de verode. Cuentan que, a la mañana siguiente, apareció el peñón florecido. También cuenta la leyenda que bajo ella, en alguna grieta perdida, se esconde el tesoro del pirata Caraperro.

En 1814 fue sometido a una gran reforma por el genovés don Luis Lavaggi, escribiente de la Casa de Cólogan, que construyó la escalinata terminada en una pequeña terraza circular que rodea el crucero con que remató la obra. En las Fiestas de Mayo se celebraban en su entorno carreras de sortijas y bailes, cerrándose el templete con telas para darle la apariencia de capilla.

Castillo de San Felipe

También llamado de Puerto Viejo, es una de las tres fortificaciones que se concibieron para defender la ciudad de los ataques de piratas y corsarios. Fue declarado Monumento Histórico Artístico en 1949.

Lo proyectó el ingeniero Próspero Cassola en 1634 y fue Antonio Gallegos quien lo construyó, sobre dos plataformas con pequeños cañones. En 1878 fue desartillado y sirvió de enfermería, lazareto, depósito, ciudadela, sociedad de tiro y hasta de restaurante.

 

 

Fíjate en: Tiene una planta pentagonal, de estilo colonial y en dos alturas. En su época, tuvo un foso y un puente levadizo como único punto de acceso (hoy una pasarela fija). Fue la reforma del siglo XIX la que dejó la estructura arquitectónica que vemos hoy, junto con el polvorín y la plaza de armas.

Hoy es uno de los ejes culturales del municipio. Disfrútalo como espacio cultural, donde se programan recitales poéticos, conciertos de música clásica, exposiciones y todo tipo de eventos.

¿Dónde? Paseo Luis Lavaggi, 12
Teléfono: 922 373 039.
Horario: Martes a sábado de 11 a 13 horas y de 17 a 20 horas

Los Hornos de Cal

Están una zona algo alejadas del casco, en Las Cabezas. Fueron construidos a finales del siglo XIX o principios del XX, en el lugar de otros hornos anteriores, donde se quemaba con leña de brezo. Se levantaron con “piedra molinera” de una cantera próxima al Hotel Taoro, y otros materiales como el ladrillo y el barro.

También conocidos como los Hornos de Don Luis o de Los González, utilizaban como combustible el carbón inglés, traído de Gran Canaria en velero. De Fuerteventura llegaba la piedra de cal que, una vez cocida, se transformaba en dos productos: la cal de albeo utilizada para enjalbegar las paredes; y la llamada cal común y el yeso, para el revestimiento. Catorce hombres trabajaban día y noche, para producir en una sola hornada hasta 3.600 kilos de cal. La actividad cesó en el año 1940, por la caída de la demanda.

Fíjate en: El conjunto reúne dos hornos grandes de forma troncopiramidal de base cuadrada, un horno central con cúpula y un horno pequeño para el yeso. También se conservan las tanquillas, el cuarto del carbón, la casa del yeso o el cuarto de la calera, donde se estaba la cal cocida, para su venta.

Los Hornos de Cal son Monumento Histórico Artístico desde 1993; testigos de otro tiempo, en el que las casas del Puerto eran de un color blanco vivo, procedente de la cal tratada a fuego en esta industria local.

¿Dónde? Calle Las Cabezas, nº 5d.

Hotel Marquesa

La casona canaria que lo alberga, y que conserva en gran parte su estructura original, se construyó en 1712 como sede de las Casas Principales o casa solariega de la familia Valois-Cólogan. En esta casa se alojaron viajeros y científicos famosos, con Alexander von Humboldt, en 1799.
En 1887 la empresa Hoteles y Sanatorium del Valle de La Orotava arrendó la casa y pasó a denominarse Hotel Marquesa, en referencia a su propietaria, Laura de Cólogan Franchi, IV Marquesa de La Candia. Se realizó una renovación total del mismo en el año 1995.

Fíjate en: su patio cuadrado, delimitado por cuatro galerías altas y una destacada labor de carpintería.

¿Dónde? Calle Quintana, 11-13 (frente a la Plaza de la Iglesia)

Casa Palacio Ventoso y Torreón

Es un valioso ejemplo de arquitectura tradicional canaria, catalogado como Bien de Interés Cultural en 1988; único de su naturaleza que se conserva en el archipiélago y reflejo del pasado comercial de la ciudad.

Dato curioso: La torre la construyó el comerciante Nicolás Blanco, como atalaya para observar el movimiento en el puerto (quien antes llegaba al muelle, antes negociaba con los barcos europeos).

¿Dónde? Calle Iriarte
http://www.citpuerto.com/es/puerto-de-la-cruz/lugares-de-interes/palacio-de-ventoso/

Plaza Concejil

Frente al palacio, verás esta coqueta plaza, conocida popularmente como la plaza de los Agustinos, porque frente a ella estuvo dicho colegio en una etapa del siglo XX. También se le llamó en el pasado como plaza del Pozo. No obstante, se le conoce oficialmente como Plaza Concejil desde 1892.

¿Dónde? Calle San Juan con Calle Iriarte

Antiguo convento de Santo Domingo (o Casa Rahn)

Está junto a la terraza del mirador de la Punta del Viento, en la calle Santo Domingo. Fue levantado por los Dominicos, que lo terminaron alrededor de 1659. A lo largo de la historia, ha estado en manos del Estado y también de particulares, hasta que, recientemente, fue comprado por el Ayuntamiento a sus últimos propietarios (los Rahn).

¿Dónde? Calle Santo Domingo
http://www.citpuerto.com/es/puerto-de-la-cruz/lugares-de-interes/antiguo-convento-de-santo-domingo/

 

Iglesia de San Francisco y Ermita de San Juan

La ermita es, junto con la de San Amaro, en La Paz, el inmueble más antiguo del Puerto de la Cruz. Fue edificada entre 1599 y 1608 por el alarife Juan de Tejera,. A su lado está la iglesia de San Francisco, que es lo único que se conserva del antiguo convento franciscano. El templo se construyó a partir de 1609 sobre una pequeña ermita que con igual advocación existió en el lugar.

Fíjate en: el precioso rincón que te ofrece sombra a la entrada del templo: la Plaza de Víctor Pérez. Fue construida en 1904 en honor al médico y promotor del Gran Hotel Taoro, y pionero del turismo en la ciudad. Enamórate de su fuente central con ñamera y aprovecha para escribir o leer a su abrigo.

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