Puerto de la Cruz está en un punto estratégico del norte de Tenerife; cerca de todo lo que no querrás perderte durante tu estancia en la isla.
Su historia es la historia del viaje y de los viajeros. Conocerla es descubrir una ciudad con identidad propia, que es a su vez un resumen del mundo. ¡Aquí empezó el Turismo!
Puerto de la Cruz se asienta en el frondoso Valle de La Orotava, una gran depresión de aproximadamente 150 kilómetros cuadrados, tapizada de viñedos y fincas de plátanos, que fue creada por un deslizamiento volcánico hace millones de años.
Su costa, como ocurre en todo el norte de Tenerife, es acantilada, sobre todo en Punta Brava y Martiánez. Esto no quiere decir que no puedas disfrutar de las imponentes vistas al acantilado desde una playa de arena, o darte un tranquilo baño en el muelle entre barcas de pescadores.
Sus 8,73 kilómetros cuadrados convierten al Puerto en el municipio más pequeño de Canarias y te harán pensar en lo bien aprovechado que está cada uno de sus metros: complejos turísticos, parques de ocio, playas, jardín botánico, barrios residenciales…
La ciudad se sitúa en el corazón del norte de Tenerife, la cara más auténtica y que mejor ha sabido conservar las tradiciones y el ritmo de vida de la isla. Si tu plan es recorrerla para empaparte bien de su cultura y sus atractivos naturales, ten en cuenta que el Puerto está muy cerca (a una media hora en coche) de tus imprescindibles; entre ellos, dos que son Patrimonio de la Humanidad: el Parque Nacional del Teide y la ciudad de San Cristóbal de La Laguna.