Bodas, lunas de miel y escapadas románticas
RELAX
Bodas, lunas de miel y escapadas románticas

Bodas, lunas de miel y escapadas románticas
Puerto de la Cruz ha sido el lugar elegido por miles de parejas para darse el “sí quiero”, avanzar en los primeros pasos de un futuro compartido, darse una segunda oportunidad o disfrutar de esos días en los que sólo puede triunfar el amor.
Los abrazos a la orilla del mar se sienten diferente. Compartir un helado y miradas interminables bajo la puesta de sol crearán la ocasión perfecta para volver a declararte.
Jardines de cuento, calles llenas vida con profundo olor a mar, rincones con el encanto de otras épocas… la ciudad entera conspirará a tu favor. Todo está preparado para ser el escenario de esa película romántica que siempre quisiste protagonizar.
La boda que todos recordarán
Si has decidido dar el gran paso y te apetece organizar tu boda en un lugar verdaderamente genuino te lo vamos a poner muy fácil. Puerto de la Cruz te ofrece hoteles de cuatro y cinco estrellas que han sido pioneros en la celebración de enlaces matrimoniales. Sus profesionales te ayudarán a que ese día ocupe un lugar privilegiado en el corazón de todas las personas con las que quieras compartirlo.
Además, tus invitados llegarán cómodamente tras quince minutos de trayecto desde el aeropuerto de Tenerife Norte y podrán elegir diferentes y divertidas opciones de ocio mientras tú te dedicas a dar los últimos retoques al evento.
Pero si tu idea de boda está enfocada a crear un escenario íntimo y especial, aquí puedes casarte muy cerca del mar o entre los jardines y muros de piedra de una casona canaria con siglos de historia como testigos del gran momento.
El talento de los portuenses será el aliado perfecto a la hora de planificar tu boda. Entre nuestra gente encontrarás excelentes profesionales: wedding planners, diseñadores de moda, estilistas, maquilladores, peluqueros, fotógrafos y videógrafos especializados, restauradores… Todos estarán encantados de dar soporte a tu felicidad aportando su granito de arena en un trabajo que les apasiona.
Lunas de miel
Después de meses de planificación para que tu boda sea un éxito estarás deseando que lleguen esos días de descanso que marcarán el inicio de un ilusionante proyecto de vida.
Puerto de la Cruz es la base desde la que podrás descubrir una isla, Tenerife, que te sorprenderá a cada paso por su naturaleza, su gastronomía, sus costumbres y tradiciones, y que además cuenta con un clima favorable en cualquier época del año. Además, es probable que tu estancia coincida con alguna de las propuestas culturales o festivales que se organizan en la ciudad.
Si tu idea de luna de miel va más allá de broncearte en la piscina del hotel, Puerto de la Cruz pone en tus manos la difícil tarea de elegir si hacer un bautismo de buceo o surcar los cielos en parapente, si pasear entre arte urbano o rodeándote de naturaleza, si visitar un museo o escuchar música en directo tomando un cocktail. La ciudad siempre está atenta y dispuesta para darte un montón de cosas que hacer.
Escapadas románticas
Una escapada en pareja te devolverá a aquellos tiempos en los que se paraba el mundo y no existía nada más. Sólo tú y ella o él.
En Puerto de la Cruz la vida transcurre a un ritmo pausado que te contagia para activarte y recuperar la esencia de las cosas. Aquí los días pasan volando y la magia sucede.
Momentos únicos cerca del mar, en contacto con la naturaleza o la amabilidad de un casco urbano hecho a escala humana. Está todo preparado para que redescubras a esa persona con la que compartes tu vida o reinventes tu concepto del amor.
Regálate una cena romántica después de una tarde de spa y prepárate para el día siguiente.
Si eres de celebrar entre pétalos de rosas y burbujas de cava estás de suerte. En Puerto de la Cruz hay hoteles que lo preparan todo y te ofrecen interesantes paquetes románticos. Pero si prefieres algo de acción, quizás un día de surf pueda convertirse en el mejor recuerdo de tu aniversario.
La ciudad propone tantos planes de escapadas como tipos de parejas la visitan.
Historias reales
Un amor de fiestas de verano
La portuense Marianela Hernández es muy conocida gracias a su blog, Marilyn´s Closet, donde registra más de 30.000 visitas mensuales. Una pasión que se ha traducido en éxito por su forma especial de contar historias y de retratar el entorno que la rodea. Así lo atestiguan también sus 90.000 seguidores en Instagram.
Poco imaginaba Marianela a los nueve años, cuando conoció a Arturo Armada en la boda de su prima, que ese niño simpático que vestía de manera muy formal y llevaba un reloj de ‘mayores’ se convertiría algún día en su marido.
“Nos fuimos conociendo poco a poco. En los veranos nos reuníamos cada día con otros chicos del Puerto en la Playa de San Telmo, la zona de baño más tradicional y pintoresca de la ciudad. Debía tener unos 13 o 14 años cuando me di cuenta que estaba enamorada de él platónicamente”, explica Marianela. “Era guapo, inteligente y educado, pero me pasaba cuatro años y la diferencia se me hacía un abismo”, puntualiza.
Arturo estudiaba Derecho y ADE en Madrid y solo se veían por vacaciones. Se escribían de vez en cuando por Messenger e intercambiaban algunos e-mails como amigos. Y llegó así el verano de 2006. Justo unos días antes de que Marianela llegara a la mayoría de edad, en plenas fiestas de julio de Puerto de la Cruz, él decidió robarle un beso mientras bailaba con ella en el Baile de Magos. Marianela le volvió la cara. “No sé qué pasó por mi cabeza. Supongo que me acababan de poner aparatos y me daba corte, o quizás era que mi sueño se hacía realidad y no sabía cómo afrontarlo. Le rechacé de lleno”, recuerda.
Él siguió intentando besarla durante toda la semana, hasta que lo consiguió. Fue un viernes 14 de julio, fuera de la casa de Marianela. Una fecha que ambos tienen grabada en su retina.
Tras ese día fueron quedando, paseando y conociéndose. Tres semanas más tarde vieron pasar a una pareja de ancianos cogidos de la mano y Arturo le susurró que así se verían ellos cuando fueran mayores. Esa noche comenzaron a llamarse novios y poco a poco descubrieron que eran el uno para el otro. Tras ocho años de relación, cuatro de ellos a distancia, se casaron en junio de 2014 en la Iglesia de Nuestra Señora de la Paz. De su amor han nacido dos niños.
Un amor 2.0
Yeray González, de 26 años, es un joven informático que creció en el barrio de La Vera, uno de los más emblemáticos y con mayor población de Puerto de la Cruz. Entre sus hobbies está el compartir en su cuenta de Instagram (@yeraylife), que ya suma 13.000 followers, su pasión por la fotografía con imágenes de los rincones más bellos del Archipiélago.
Conoció de forma casual a Urszula Tyburska (@urszuli93) en las redes cuando buscaba un destino para su próxima aventura. Yeray lanzó una pregunta desde su cuenta: “¿Dónde me recomiendas ir en mi próxima escapada?”. La respuesta de la joven fue la que más curiosidad le provocó al hacerle un retrato de la isla de La Palma.
Urszula llegó con 13 años a Canarias y ya se siente una tinerfeña más. Con 25 años, uno menos que Yeray, su acento y su conexión con el modo de ser isleño es total. “Llevo media vida aquí y creo que mi futuro siempre estará vinculado a Tenerife”, apunta. En su trabajo como touroperador para la agencia Tenepol, casualmente, es la persona que asesora a los turistas polacos que tienen base en el norte de la isla. Les acompaña en excursiones que parten del Puerto, visitando Masca y el Parque Nacional del Teide.
El que el trabajo de Urszula estuviera vinculado a Puerto de la Cruz dio pie a conversiones por la red, y la curiosidad entre ambos les llevó a desvirtualizarse un 16 de julio, el día en que, cada año, los portuenses embarcan a su Virgen del Carmen en una ceremonia que viven con verdadera pasión. Yeray la invitó a vivir la experiencia como sólo lo hacen los locales, y se ofreció a ser su “guía” en el día grande de las fiestas de la ciudad. En los alrededores del muelle pesquero y las calles del centro se concentraban más cien mil personas.
Desde entonces no se han separado. “Fue como si nos conociéramos de toda la vida. Si el amor a primera vista existe debe ser algo como eso”, comenta Yeray. Y es que un mes más tarde ya vivían juntos e integrados en ambas familias.
Amor, arte y tatuaje
Juliana Serrano y Brenda Hernández siempre han formado parte del paisaje de La Ranilla, el barrio de pescadores de Puerto de la Cruz, uno de los más pintorescos,populares y con más vida de la ciudad.
Poco imaginaba Juliana, de adolescente, cuando veía pasar a la niña que era Brenda por delante de su casa, que ambas estaban destinadas a compartir su vida. Para la conocida artista portuense, Brenda era solo parte de ese imaginario de la calle Mequínez, una estampa que ella ha contribuido a crear con su arte hoy día.
Cuando Juliana se marchó unos años a Madrid a estudiar Bellas Artes y siguió formándose como artista, desconectó de esa postal y de la brecha temporal de diez años que las separaba a ambas. Brenda creció y se convirtió en una de las mejores amigas del hermano pequeño de Juliana. Se reencontraron cuando ella tenía 22, en una fiesta en la que había una multitud de gente pero en la que solo ellas se miraron. Días más tarde, Juliana buscó el teléfono de Brenda. Quedaron y tres meses más tarde vivían juntas.
Hace un año se casaron. Querían tenerlo todo en regla antes de ampliar su familia. Cuentan entre risas que su boda fue muy anecdótica. “Lo cierto es que el concejal del Ayuntamiento de Puerto de la Cruz esperaba un gran despliegue con multitud de
personas, una boda reivindicativa LGTB. Pero nosotras queríamos algo íntimo, así que nos presentamos solas con dos testigos”, cuentan.
Les gusta vivir su amor sin gritarlo al mundo. “Somos pareja y nuestro entorno lo ha aceptado y lo ha apoyado en todo momento por la forma natural en que lo expresamos”, dicen.
Desde su estudio de tatuajes en Puerto de la Cruz, donde ambas trabajan, también han sabido compartir ese arte que Juliana, toda energía, luego vuelca en sus otras facetas de expresión creativa (pintura, intervención urbana, escultura, escenografía…). Con la llegada de Tiziano a sus vidas, Brenda, de espíritu más tranquilo, está más centrada ensu centro de tatuajes, y Juliana quiere explorar nuevos campos como la enseñanza.
“Lo importante es que sigamos apoyándonos pero también construyamos espacios propios”, explican, “porque somos diferentes, pero nos complementamos perfectamente”. Como el yin y el yang. Protagonistas de una gran historia que sigue su curso siempre en el mismo teatro, Puerto de la Cruz.
Un amor que vino del frío
La periodista Ingela Ahlbom llegó de visita a Puerto de la Cruz en octubre de 1961 para hacer un reportaje sobre un conocido personaje sueco que residía en la ciudad. Ya no volvió a Estocolmo. Envío el artículo por correspondencia y se quedó. Se había enamorado del clima, la cultura y el paisaje de Tenerife y, lo más importante, había conocido a Manuel Alfonsín, un joven gallego que trabajaba como jefe de recepción del Hotel Tenerife Playa.
Ingela provenía de una familia bohemia. Su madre era Inga Bagge, una famosa escultora que estudió con Picasso y cuyas obras están representadas en los museos más prestigiosos de Suecia. Su padre, Bengt Ahlbom, era también un conocido periodista y escritor.
Decidida a reinventarse, Ingela buscó trabajo como guía turística. Era la época dorada de Puerto de la Cruz y la comunidad sueca solía reunirse en la Plaza del Charco. El ambiente que se vivía era muy festivo y cordial y se formaron muchas parejas mixtas entre españoles y suecos.
Tras siete meses de noviazgo, la pareja decidió casarse en Galicia. Ante la noticia del enlace, la familia de Ingela pidió la intervención del cónsul sueco para evitar la boda, alegando que había expirado el visado turístico de la joven. No podían permitir que se casara con un “africano”, decían.
Pese a la oposición de sus padres y su no asistencia, el matrimonio se celebró y disfrutaron ambos de una preciosa ceremonia en la ermita de Las Conchas de la isla de La Toja y de un viaje de novios muy especial, una aventura por carretera en un deportivo que les llevó de Galicia a París. Lo demás…son historias de una vida. Tuvieron tres hijos, cinco nietos y dos bisnietos. Ya superan ambos los 80 años y siguen tan unidos como el primer día.
Manolo e Ingela se han convertido por derecho propio en dos personajes muy conocidos y queridos en Puerto de la Cruz. Después de años dirigiendo el Hotel Tenerife Playa, Manolo emprendió y fue copropietario del Hotel San Telmo, dando trabajo a muchas personas de los alrededores. Durante toda su carrera se dedicó a promocionar y vender las bondades de la ciudad y realizó una gran labor social a través del Club de Rotarios. Ingela, por su parte, ha recogido el testigo de su madre y ha dedicado los últimos años a experimentar con el arte.
Un amor a primera vista
La historia de Sonia Suresh Lakhani y Rohit Chadha bien podría inspirar una de esas famosas películas de Bollywood. Una de aquellas en las que el argumento está marcado por eso que llaman destino.
Rohit, que nació y creció en Bombai, tenía 18 años cuando llegó en 1993 a Tenerife a pasar unas vacaciones. Su familia, viajera y de mente abierta, le animó a visitar y conocer otras partes del mundo. Así recaló en Puerto de la Cruz, donde vivía su tío, e instantáneamente se sintió enganchado por la cultura, el paisaje, el clima y la amabilidad de sus gentes.
En la mente de Rohit, realmente, estaba solo pasar una temporada en las islas, pero en una escapada a Gran Canaria surgió la chispa. De camino a una fiesta de fin de año con su primo recogieron a una chica. Era Sonia, de San Fernando de Maspalomas. “Fue amor a primera vista”, cuenta ella. “Algo se movió en mi interior y me visualicé compartiendo mi vida con él. Un loco enamoramiento adolescente de una niña de 16 años”, recuerda.
La noche pasó rápida, con pequeños intercambios en los que se fueron conociendo brevemente. Se despidieron y Rohit buscó una excusa para llamarla por teléfono. Él se había enamorado también.
Al poco tiempo le pidió salir. Sonia le puso de condición que se quedara en Canarias. Cuando los padres de Rohit supieron de su noviazgo, le animaron a emprender y montar algún negocio en Tenerife. La relación a distancia, entre islas, duró siete años.
La familia de Sonia, de origen hindú y miy tradicional, quería que su hija terminara sus estudios antes de casarse. Él esperó pacientemente y le pidió que luego se establecieran en Puerto de la Cruz, la ciudad con la que había tenido un flechazo poco antes de conocerla. Ella no lo dudó, y en febrero del año 2000 celebraron su boda por todo lo alto en Bombai, en el mismo hotel en el que lo habían hecho sus hermanos, sus padres y sus abuelos.
En la actualidad, tienen tres hijos y son muy conocidos en la ciudad, donde regentan la cadena de joyerías Talismán. Su conexión con el lugar ha sido tal que han enganchado a otros miembros de su familia. “Yo soy canariona, pero ya no cambio por nada Puerto de la Cruz”, afirma Sonia.
Doble flechazo para ambos.