Gente que acoge
CULTURA
Gente que acoge
Puerto de la Cruz ha sido y es una ciudad abierta y hospitalaria. Esto se debe, sobre todo, a su tradición como ciudad turística y cosmopolita.
Las ideas de la Revolución Francesa y las vanguardias llegaron por mar y se fundieron con lava y palmeras, para dar forma a una sociedad libre y aperturista.
En el siglo XVII comenzó a funcionar el pequeño puerto, – entonces “Puerto de La Orotava”-, que sería, durante mucho tiempo, la “llave de la isla”: lugar de entrada y salida de personas y mercancías. Viajeros de todo el mundo: ingleses, franceses, italianos, portugueses, escoceses, estadounidenses…, gente ilustrada y liberal, fueron acogidos por una población sin prejuicios, que supo recibir los nuevos aires, unidos a mayor riqueza y prosperidad.
Puerto de la Cruz fue la puerta de entrada clandestina en España de las ideas de la Revolución Francesa. Literalmente llegaron, en barriles, por barco y antes que al resto de España, varios ejemplares de la Enciclopedia Francesa.
El siglo XX y su boom turístico terminó por moldear el carácter auténtico del portuense, acostumbrado como estaba a la convivencia y a las vanguardias. Así ha sido hasta hoy en día, en que sientes que eres uno más mientras paseas por la calle, esperas turno en la heladería o escoges butaca en el teatro.
La población local de Puerto de la Cruz se siente muy orgullosa de su historia, pero no deja de trabajar hoy codo a codo para adelantarse a su futuro. Existe en la ciudad un valioso entramado asociativo y organizativo, que hace que muchos proyectos culturales, comerciales o que tienen que ver con sus fiestas y tradiciones, salgan adelante y mantengan su fuerza y autenticidad.